Así comenzó mi historia, a través de la imparable ocurrencia del
número 11. Fue la llave que me abrió un mundo de conocimiento, que nunca
hubiera podido imaginar. Descubrí que aparecía en todas partes en
nuestra sociedad, en todo aquello que tenía más fuerza. Traspasé el
umbral cuando descubrí que la verdadera naturaleza de los números, no
residía en su mecánica ni en su capacidad instrumental, si no en su
poder simbólico.
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