Fuente: Trinity a Tierra . . .
Reconozco que desconocía la “exótica”
práctica activa actualmente en España, e imagino que por extensión en
todo el mundo, de fumigar con herbicidas los “patrimonios de la
humanidad” para favorecer su “conservación”.
Pero como ” no te acostarás sin aprender
una cosas más” he recibido este video y me encantaría deciros que me he
quedado ‘de piedra’ pero, en realidad, sinceramente, no sé si estoy
empezando a perder esa capacidad de sorpresa en Matrix.
“Estamos absolutamente consternados.
Se nos había asegurado que “no había que preocuparse” “que se haría con
prudencia, por la noche, y cuidando mucho dirigir el herbicida hacia
las plantas”. Por el contrario en el vídeo eran las 18:30 de la tarde,
había VIENTO, yo misma tuve que gritarles que había gente pasando y
ellos fumigando con viento.
Sentí el GLIFOSATO (ROUNDUP) en la cara.
Había Incluso niños pequeños y bebés y vi un par de mujeres embarazadas
pasando justo por ahí. Como estaba grabando mandaron a dos operarios a
hacer el paripé de que “estaban impidiendo que la gente cruzara el paso
de peatones”.
fitocromos@gmail.com
http://www.facebook.com/respetamos.muralladelugo.
¿Sabemos ya lo que es esa porquería de Monsanto que están empleando para “conservar el patrimonio de la humanidad”?.
Atención:
Atención:
Aquí el comienzo de una
entrevista a Andrés Carrasco, profesor de embriología, investigador
principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
(Conicet) y director del Laboratorio de Embriología Molecular.
Con treinta años de trabajo
científico y académico, confirmó hace veinte días el efecto letal del
glifosato en embriones, cuya marca comercial más famosa es Roundup, de
la multinacional Monsanto. Sabía que vendría una réplica del sector,
pero no esperaba que fuera de un calibre tan alto.
“No descubrí nada nuevo. Sólo confirmé lo que otros científicos descubrieron”,
explica, en su oficina pequeña y luminosa. Pasaron dos semanas
complejas, con una campaña de desprestigio que aún no termina. Prefirió
el silencio y avanzar en nuevas pruebas. Hasta que pusieron en duda la
existencia de su investigación.
“Creen que pueden ensuciar
fácilmente treinta años de carrera. Son hipócritas, cipayos de las
corporaciones, pero tienen miedo. Saben que no pueden tapar el sol con
la mano. Hay pruebas científicas y, sobre todo, hay centenares de
pueblos que son la prueba viva de la emergencia sanitaria.”