Existen
indicios que demuestran que la Historia retrocede mucho más en el
tiempo de lo que siempre se ha creído, en una época remota en la que
todavía no existían ni los seres humanos. Pero sí habitaban y reinaban
en la Tierra otros seres. Una época remota enterrada por la arena del
paso del tiempo, pero de la que conservamos algunos recuerdos...
Antes
de desarrollar nuestro tema, quisiera advertir de algo con lo que me he
encontrado, y que me ha parecido importante que se sepa: No es tan
fácil encontrar toda esta documentación como la que aquí se ha recogido.
En los libros de texto, habituales, acerca de Egipto y de las antiguas
civilizaciones, que se venden normalmente en las tiendas y librerías, no
suelen venir los datos que a continuación se ofrecen. Tampoco se
encuentran fácilmente fotografías de los objetos y documentos de los que
aquí hablamos. Es necesario por tanto profundizar más allá de lo
comúnmente establecido, y recurrir a fuentes menos ortodoxas, y más
difíciles de conseguir. Pero como el lector comprobará, aquí se muestran
algunas de las fotografías, que revelan que dichos objetos sí que son
reales, sí que existen, y se encuentran en sus respectivos museos y
lugares originales, a pesar de que en los libros oficiales sean
despreciados, no aparezcan, o “no existan”.
He
reunido mis libros de documentación e historia sobre Egipto y los
orígenes de las civilizaciones, y ¡No he encontrado prácticamente
nada!.., ninguna imagen, ninguna referencia, acerca de los documentos en
los que los antiguos contaban oficialmente su historia y los orígenes
de sus respectivas civilizaciones. En el libro más especializado sobre
Mesopotamia, aparece una pequeña fotografía del Prisma de Weld, y se
comentan por encima las alusiones a los dioses, pero no se recogen ni se
desarrollan ninguna de las cronologías predinásticas, ni aparecen más
imágenes de otros objetos testimoniales, ni se ocupa de los
historiadores antiguos, etc...
Según
la Historia, el Imperio Antiguo Egipcio comenzó sobre el año 3.000 a.
C. Las noticias históricas más tempranas en Mesopotamia nos hablan del
4.000 a. C. De esta fecha hacia atrás en el tiempo, es cierto que siguen
hallándose algunos vestigios y huellas humanas en el pasado, pero todo
empieza a volverse muy confuso...
En 1.991 el geólogo de la Universidad de Boston, Robert Schoch detectó
que la Esfinge de Gizeh, en Egipto, había sufrido erosión de agua
varios milenios antes de que comenzara oficialmente la civilización
egipcia. Por su parte, los investigadores Robert Bauval y Graham Hancock,
autores del libro “El Misterio de Orión”, mediante la utilización de un
programa informático que recreaba el paisaje astronómico en el pasado,
calcularon que el conjunto de Gizeh fue posicionado hacia la
Constelación de Orión sobre el año 10.500 a. C.
Y
estos indicios, o pruebas, tal vez imposibles para la Historia, pero en
realidad relativamente recientes, solo constituyen la punta del iceberg
del enigma del pasado en la Tierra. Nuestros antepasados nos contaron
en sus escritos muchas cosas, por ejemplo que aconteció un Diluvio
Universal, un relato que aparece en todas las civilizaciones del mundo, y
confirmado en la Biblia. Pero para la Ciencia e Historia de la
actualidad, todas estas referencias no son sino fabulaciones y
mitologías de unos antepasados “atrasados”, o si se prefiere, poco
evolucionados y poco desarrollados.
Por
si fuera poco, y paradójicamente, negar las evidencias de las pruebas
del pasado, grabadas mil veces sobre tablillas, muros, esculturas,
etc.., se ha convertido en una actitud moderna y en un aval de
reputación científica, dentro del mundo académico y en toda la sociedad
en general. Como dice el investigador John Anthony West,
“todos esos desafíos a los dogmas establecidos, no encajan con la
visión que tenemos nosotros, ‘los listos’, que vivimos en nuestro mundo
de bombas de hidrógeno y pastas de dientes con rayas”...
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Texto Foto: El geólogo de la Universidad de Boston, Robert Schoch, (a la
izquierda), detectó erosión pluvial en la Esfinge de Gizeh, acontecida
varios milenios antes del Imperio Antiguo Egipcio. Según los cálculos
astronómicos de los autores de “El Misterio de Orión”, Robert Bauval
(centro), y Graham Hancock, (derecha), el conjunto de Gizeh fue
posicionado hacia Orión sobre el año 10.500 a. C.
Veamos
algunas de las cosas que nos contaron los antiguos, y hagamos un
recorrido en el tiempo, a través de los documentos que nos dejaron...
MESOPOTAMIA
Nombre
griego que significa “Entre los ríos” y que se refiere al país
comprendido entre los ríos Tigris y Eufrates. Comprendía distintas
regiones como Sumeria al sur, Acad en el centro, y Asiria, en el norte.
En muchas ciudades de esta civilización, se han hallado muchos objetos y
documentos antiguos que testimonian las huellas de un pasado remoto
sorprendente.
Acad
Ciudad
situada a 50 kms al noroeste de Babilonia, también llamada Akkad,
Agade, Abu Habba, y Sippar, que significa “ciudad de libros”, lo que
indica que esta población fue célebre a causa de sus bibliotecas. Según
las crónicas halladas por los arqueólogos, fue la capital del octavo
monarca antediluviano, Emenduranna, quien reinó durante 21.000 años.
Las Tablillas de Nippur
Nippur
o la ciudad de Nimrod, a 80 kilómetros al sureste de Babilonia, fue
excavada por la Universidad de Pensilvania bajo los arqueólogos Peters,
Haynes y Hilprecht, entre 1.880 y 1.900. Se encontraron 50.000 tablillas
que se cree que fueron escritas durante el tercer milenio a. C.,
incluyendo una biblioteca de 20.000 tomos, diccionarios y obras
completas sobre religión, literatura, leyes y ciencias. También se
hallaron archivos de unos Reyes muy longevos.
El Prisma dinástico de Weld: La Lista de los Reyes Sumerios
Se
conocen más de una docena de ejemplares de Listas de Reyes Sumerios,
encontrados en Babilonia, Susa, y en la Biblioteca Real Asiria de
Nínive, del siglo VII a. C. Se cree que todos proceden de un original
que probablemente fue escrito durante la tercera dinastía de Ur o un
poco antes. El ejemplar mejor conservado de la Lista de Reyes Sumerios
es el llamado Prisma de Weld-Blundell.
El
Prisma de Weld fue escrito en cuneiforme hacia el 2.170 a. C. por un
escriba que firma como Nur-Ninsubur, a finales de la dinastía Isin. El
documento ofrece una lista completa de los Reyes de Sumer desde el
comienzo, antes del Diluvio, hasta sus propios días, cuando reinaba
Sin-Magir, Rey de Isin (1.827 a. C - 1.817 a. C) incluyendo además y
expresamente a los 10 Reyes Longevos que vivieron antes
del Diluvio Universal. Se trata de un prisma excelente, de barro
cocido, que fue hallado por la expedición Well-Blundell en el año 1.922,
en Larsa, hogar del cuarto rey antediluviano, Kichunna,
unos pocos kilómetros al norte de Ur, y que posteriormente ha sido
depositado en el Museo Ashmolean de Oxford. Se cree que el objeto es
anterior en más de un siglo a Abraham, y fue encontrado a poca distancia
del hogar del patriarca hebreo.
La
lista comienza así: “Tras descender el Reinado del Cielo, Eridú (lugar
donde según la Biblia estuvo el Jardín del Edén) se convirtió en la sede
del Reino”. La Lista de los Reyes Sumerios, al igual que la Biblia,
habla acerca del Diluvio: “Después de que las aguas cubrieran la tierra y
que la Realeza volviera a bajar del Cielo, la Realeza se asentó en
Kis”. El objeto de la Lista Real era demostrar precisamente que la
monarquía bajó del Cielo, y que había sido elegida una determinada
ciudad para que dominara sobre todas las demás.
Beroso (Berossus),
el historiador y escriba babilonio del año 300 a. C., basando su
historia en archivos del Templo de Marduk, copiados a su vez de
inscripciones primitivas, muchas de las cuales han sido descubiertas,
nombró a los 10 Reyes Longevos de Sumeria, que reinaron entre 10.000 a
60.000 años cada uno de ellos. “En los días de Xisuthro (Zinsuddu) –dice
Beroso– ocurrió el Gran Diluvio”.
Tanto las Tablillas de Nippur como el Prisma de Weld dan los nombres y reinados como siguen:
REY
|
REINÓ EN
|
DURACIÓN
|
Alulim | Eridú | 28.000 años |
Alalmar | Eridú | 36.000 años |
Emenluanna | Badgurgurru | 43.000 años |
Kichunna | Larsa | 43.000 años |
Enmengalanna | Badgurgurru | 28.000 años |
Dumuzi | Badgurgurru | 36.000 años |
Sibzianna | Larak | 28.000 años |
Emenduranna | Sippar | 21.000 años |
Uburrato | Shuruppak | 18.000 años |
Zinsuddu | ||
Utnapishtim |
“Entonces, el Diluvio destruyó la Tierra”. Estos son exactamente los mismos reyes que cita el historiador babilónico Beroso.
EGIPTO
En
las cronologías de la civilización egipcia nos encontramos también con
la presencia de unos seres, conocidos como Dioses y Semidioses. Los
historiadores ortodoxos prefieren utilizar otros nombres, y a veces los
“semidioses” pueden ser traducidos como “manes”, y los Espíritus se
quedan convertidos en “héroes”. Se busca una coherencia en una lógica
imposible, aunque sea a costa de profanar lo “sagrado”. Algunos de los
documentos históricos más significativos que registran el pasado de la
civilización egipcia son por ejemplo el Papiro de Turín, la Piedra de
Palermo, y los textos que escribió el sacerdote egipcio Manetón. Pero
hay más.
El Papiro de Turín:
También conocido como Canon de Turín,
no se conserva completo, y está escrito en lenguaje hierático. Se
deduce que originalmente debía contener más de 300 nombres de Reyes,
detallando con precisión los años, meses y días de cada reinado. Recoge
los reinados de 10 llamados Dioses o Neteru y de varias dinastías de
semidioses, como las de los Shemsu-Hor (Compañeros de Horus) y los
Venerables de Menfis. La cronología del Papiro de Turín finaliza así:
“Los Akhu, Shemsu Hor, 13.420 años; reinados antes de los Shemsu Hor,
23.200 años; total: 36.620 años”.
--
La Piedra de Palermo
A juzgar por el último rey que aparece en el listado, debería pertenecer al reinado del Faraón Neferirkare (2.446
- 2.426 a. C.), Rey de la V dinastía. Se trata de la mitad de una
enorme losa de diorita negra, que originalmente debía medir
aproximadamente unos 2 metros de longitud y 60 cms de altura, y que
actualmente se puede contemplar en el Museo de Palermo, aunque en
realidad existen 7 fragmentos en total distribuidos por diferentes
museos del mundo. El documento, en escritura jeroglífica, da cuenta de
120 reyes predinásticos que reinaron antes de que existiera oficialmente
la civilización egipcia. De nuevo aparecen los nombres de los
misteriosos “Dioses” y “Semidioses” engrosando las genealogías reales
egipcias.
Manetón de Heliópolis
Manetón
fue un sacerdote egipcio de Heliópolis que vivió en el siglo III a. C.,
durante los reinados de Ptolomeo I y II poco tiempo después del
historiador babilónico Beroso, siendo ambos casi contemporáneos. Las
cronologías que detalló Manetón encajan perfectamente con el Papiro de
Turín y la Piedra de Palermo.
Manetón
escribió “La Historia de Egipto” en 3 volúmenes o tomos, que en
realidad ya no existen. Pero nos han llegado fragmentos recogidos por
distintos autores. Por un lado, las citas de Flabio Josefo (siglo I d.
C.); y por otro, los escritos de los llamados “padres” (autores
relacionados con la Iglesia), como Julio Africano (siglo III d. C.),
Eusebio de Cesarea (siglo IV d. C.), y Sincelo, conocido como Jorge el
Monje (siglo IX d. C.).
Eusebio de Cesarea
Pues
bien, según recoge Eusebio, una dinastía de dioses reinó en Egipto
durante 13.900 años: el primer dios fue Vulcano, el dios descubridor del
fuego, después el Sol, Sosis, Saturno, Isis y Osiris, Tifón hermano de
Osiris, y Horus hijo de Isis y Osiris. A estos, siguieron dinastías de
Semidioses héroes que reinaron durante 11.025 años. Lo que hace un total
de 24.925 años. A partir de ese tiempo, aproximadamente sobre el 3.000
a. C. reinaría el primer faraón humano. Parece que oficialmente es Menes
el primer Faraón hombre, también identificado como Narmer, pero
seguramente hubo algunos otros anteriores. De hecho se sabe que
anteriormente a Menes reinaron otros monarcas como el Faraón Escorpión y
el Faraón ka.
Lista de los primeros Reyes de Egipto, según Eusebio de Cesarea:
DIOSES
|
......................
|
13.900 años
|
SEMIDIOSES
| Semidioses Héroes |
1.255 años
|
3er Linaje de Reyes |
1.817 años
| |
30 Reyes de Menfis |
1.790 años
| |
10 Reyes de Tis |
350 años
| |
Semidioses espíritus |
5.813 años
| |
Sub-Total |
11.025 años
| |
TOTAL |
24.925 años
|
Sincelo (Jorge el Monje)
Según
transmite Sincelo (Jorge el Monje), Seis dinastías de dioses reinaron
durante 11.985 años. De nuevo, Hefesto dios del fuego, Helios o Sol,
Agatodemon, Cronos o Saturno, Isis y Osiris y Tifón hermano de Osiris.
Los primeros 9 semidioses que cita Sincelo son Horus (hijo de Isis y
Osiris), Ares, Anubis, Heracles, Apolo, Amón, Titoes, Sosus, y Zeus,
abarcando entre estos 9 semidioses un periodo de unos 2.645 años
aproximadamente de reinado en Egipto. A continuación, siguen
sucediéndose dinastías de semidioses, espíritus, o héroes, abarcando
entre todos ellos miles de años de reinados en Egipto, en unas cifras
similares a las que establece Eusebio. Y todo esto, antes de que
empezara a reinar en Egipto el primer faraón según la Historia oficial.
La primera Dinastía Legendaria de Egipto, según Sincelo:
DIOSES
|
REINADO
|
Hefesto |
9.000 años
|
Helios, hijo de Hefesto |
991 años
|
Agatodemón |
700 años
|
Cronos |
502 años
|
Isis y Osiris |
433 años
|
Tifón, hermano de Osiris |
359 años
|
Reinado de los dioses: |
11.985 años
|
SEMIDIOSES
|
REINADO
|
Horus, hijo de Isis y Osiris |
309 años
|
Ares |
284 años
|
Anubis |
210 años
|
Heracles |
185 años
|
Apolo |
309 años
|
Amón |
371 años
|
Titoes |
334 años
|
Sosus |
396 años
|
Zeus |
247 años
|
Reinado primeros 9 semidioses |
2.645 años
|
Hay
pequeñas diferencias entre las cronologías de Eusebio y Sincelo, pero
ambas básicamente son muy similares en la línea y en el concepto
esencial. Por ejemplo, Sincelo cataloga a Horus como el primero de los
Semidioses, mientras que Eusebio lo nombra como el último de los dioses.
Y además hay que tener en cuenta que ambos autores, Eusebio de Cesarea
en el siglo IV, y Sincelo en el siglo IX, así como todos los demás,
contextualizan siempre en algo los nombres de los Reyes según sus
propias épocas, culturas, lenguas, y lugares de procedencia.
Todo
el mundo ha concebido por ejemplo a Isis y Osiris como personajes
únicamente mitológicos. Sin embargo el historiador Sincelo, por citar a
uno cualquiera de ellos, basándose en las informaciones de Manetón, da
fe de la existencia de este matrimonio de dioses, y establece que
reinaron durante 433 años. Si todos estos reyes hubieran sido figuras
inventadas, probablemente no se hubieran hecho constar la duración de
sus reinados en cifras tan exactas, sino que simplemente se habrían
presentado esos períodos como espacios de tiempo indefinido. Llama la
atención entonces por qué había tanta precisión en los cómputos de la
duración de los reinados, como si hubieran sido acontecimientos
completamente reales.
En
cuanto al aspecto físico de los seres referidos en las antiguas
cronologías, según refieren los escritos, se sabe que los Semidioses,
héroes, etc., descendientes de los dioses, eran físicamente mucho más
altos, voluminosos y fuertes que los seres humanos. Por eso se les
llamaba también a menudo como “Gigantes”. A este respecto se han
encontrado multitud de momias y esqueletos de individuos, repartidos por
toda la Tierra, que vivieron en la antigüedad, que superaban los 2
metros e incluso los 3 metros de altura. Generalmente solían tener el
pelo rubio y ojos claros. Por ejemplo, a través de las distintas fuentes
de Manetón se habla del monarca Sesocris, de quien se dice que su estatura era de 5 codos y 3 palmos (unos 3 metros).
Seres
transformados como híbridos, mitad animales mitad humanos, imágenes
representadas constantemente en la antigüedad, consideradas hoy en día
como mitología. Pero una mitología que sin embargo para los antiguos era
una religión muy real. Los dioses, seres reales que posiblemente eran
ángeles caídos o demonios, aquellos que se rebelaron en el Cielo, y que
según la Biblia, descendieron a habitar en la Tierra, podían
materializarse y desmaterializarse a voluntad, y adoptar cualquier
aspecto físico, por ejemplo, un híbrido de animal con humano.... ¡Parece
que todo empieza a encajar bien!...
Otras fuentes
Por su parte, Julio Africano vuelve
a referirse a los dioses, los semidioses, héroes y “espíritus”. Detalla
que después del Diluvio, la primera casa real egipcia tuvo 8 reyes, el
primero de los cuales fue Menes de Tis, que reinó durante 62 años. Fue
arrollado por un hipopótamo (Eusebio precisa que era un dios en forma de
hipopótamo) y pereció.
Otros escritos antiguos recogen fragmentos procedentes de Manetón, como las selecciones latinas de Bárbaro, un autor que se cree que dependió de Julio Africano, y que podría identificarse con el Monje Aniano.
Presenta pequeñas diferencias cronológicas habituales, pero igualmente
se explaya en desarrollar largas genealogías de dinastías divinas y
semidivinas.
Y otro fragmento del sacerdote egipcio de Heliópolis se recoge en la Crónica de Malalas,
en torno al 500 d. C., en el que se explica que “el primer Rey de
Egipto pertenecía a la tribu de Cam, el hijo de Noé, llamado también
Naracó, pero anteriormente a éste, existieron otros antiguos reinos de
Egipto, ya señalados por el sapientísimo Manetón”.
No podemos olvidar tampoco el importante testimonio de Diodoro de Sicilia,
un famoso historiador griego del siglo I a. C., que empleó 30 años en
escribir una Historia Universal, para lo cual visitó todos los lugares y
monumentos que mencionó. En Egipto fue ilustrado por los sacerdotes y
eruditos egipcios de aquella época, y no dudó en escribir que los
primeros monarcas del país del Nilo reinaban desde hacía 23.000 años.
Otra vez asomaban dioses y semidioses en la cronología de Egipto, en un
tiempo en el que todavía no reinaban los seres humanos.
Pero
además de estos valiosos escritos, existen otras fuentes, como por
ejemplo las que recoge en su libro “En busca de la Edad de Oro” el
investigador Javier Sierra, de la mano de Robert Bauval: “Robert Bauval me
remitió a otros documentos egipcios mucho más antiguos que los escritos
de Manetón, para ayudarme a centrar el problema. Esos documentos son
los ya célebres Textos de las Pirámides, hallados en monumentos de ese tipo de la V y VI dinastías, o en los menos conocidos Textos de la Construcción*,
esculpidos a lo largo de los muros de los templos de Edfu y Dendera. En
ellos, según Bauval, se encierra la pieza clave para entender quiénes
fueron los verdaderos fundadores de Egipto”.
Por
último, también tenemos procedente de las tierras hebreas La Biblia o
Sagradas Escrituras como documento histórico en apoyo de la longevidad
primitiva, sobre todo en la época antediluviana. En su primer libro,
Génesis, se revela por ejemplo que Noé vivió 950 años. Enós vivió 905
años. Cainán vivió 910 años. Mahalaleel vivió 895 años, y así un largo
etcétera.
*Textos
de la Construcción: En el Templo de Edfu están grabados los Textos de
la Construcción. En éstos se habla de unos constructores conocidos con
el nombre de los Siete Sabios, procedentes de una isla arrasada por las
aguas. Estos sabios fundaron una hermandad secreta (Shemsu-Hor), con el
objetivo de preservar, generación tras generación, algunos de los
conocimientos matemáticos y astronómicos más relevantes.
¿Años convertidos en Meses?
Algunos
autores ortodoxos han intentado explicar por qué los historiadores
egipcios y los documentos encontrados hablaban de unos reyes antiguos
tan longevos y de la existencia de unos seres considerados como dioses y
semidioses. Según esta visión, los años en realidad serían meses, y
todo lo referido a los dioses debía considerarse como simple mitología.
Esa sería la única manera en la que podría explicarse el enigma de las
cronologías imposibles. Pero surgen entonces varios interrogantes:
1.-
Si todos los historiadores y documentos antiguos, (piedras, estelas,
papiros, etc...) a partir de la primera dinastía oficial de Menes, y
siguiendo con las dinastías del Imperio Antiguo, Imperio Medio e Imperio
Nuevo, contabilizan siempre los años como años y nunca como meses, ¿Por
qué hay que considerar que los años se convierten en meses desde Menes
hacia atrás en el tiempo?
2.-
Dado el dominio magistral de las ciencias y los avanzados conocimientos
celestes y astronómicos (en la antigüedad astronomía y astrología eran
lo mismo) que tenían los egipcios, ¿cómo podrían confundir, o
interpretar, un ciclo anual celeste con todas sus características,
estaciones del año, paso de las constelaciones, solsticios, etc..., con
un ciclo mensual? Para cualquier astrólogo y astrónomo de hoy en día,
esa explicación sería un disparate absolutamente espectacular. Se nos
hace del todo imposible imaginar que los eruditos de Egipto pudiesen
cometer semejante equivocación, antes al contrario, acusar de tal
proceder viene a ser poco menos que un insulto para los conocimientos de
los moradores de las riberas del río Nilo. La conclusión, evidente, es
que un ciclo astronómico anual para los egipcios siempre fue de 1 año
natural y nunca de 1 mes. El mismo cómputo del tiempo sirvió para medir
los reinados de los faraones humanos y el de los Reyes Dioses.
Precisamente el movimiento y la vida de la bóveda celeste constituían
para los egipcios la base de su religión, a la que confiaban sus almas, y
respetar dichos ciclos cronológicos y celestes era algo absolutamente
sagrado e imprescindible.
3.-
La Historia y Ciencia oficiales han intentado interpretar los años como
meses porque no les cuadran las cuentas. Se han inventado un cómputo de
tiempo hecho a nuestra medida, a la de los seres humanos en la
actualidad. Pero la contabilidad cronológica egipcia o babilónica iba
por otro camino. Hemos visto ya, por ejemplo cuando hemos citado el
Papiro de Turín, que los reinados de los Reyes se medía minuciosamente
en años, meses y hasta en días. Luego entonces no hay justificación
ninguna como para poder interpretar o confundir los años con los meses,
ni los meses con los días.
¿Quiénes eran Los Akhu?
Algunas
de las familias de Semidioses que reinaron en Egipto son denominadas
“Akhu” o Espíritus. Akhu deriva de la raíz Akh, que significa luz,
fulgor o brillo. Se puede traducir como espíritu transformado, espíritu
luminoso, ser desarrollado o evolucionado, ser transfigurado, ser
sobrenatural, etc... El Akhu tenía la cualidad de que podía dar a su ser
cualquier forma que deseara. Un ser o espíritu se transfiguraba para
intervenir en el mundo físico de la Tierra.
Era
un concepto positivo, porque a través de la transfiguración de Akhu se
interpretaba que algunos difuntos habían logrado una posición más
importante que la que tuvieron en vida, o a veces incluso regresaban al
plano físico para “ajustar cuentas pendientes”. El Akhu se representaba
como “un pájaro”, pero ante las personas se aparecía como si fuera un
fantasma. Eran seres que podían intervenir tanto en el plano físico como
en el plano invisible.
Que
los Akhu reinaran en el Remoto Egipto, nos confirma la misma idea de
que los dioses, y sus posteriores descendientes, como los Akhu,
provenían en realidad de los “ángeles caídos” que se habían rebelado en
el Cielo.
Cronologías imposibles en todo el mundo
Pero
no sólo fueron los egipcios o babilonios, también los persas, hindúes,
griegos, etc..., todos los pueblos antiguos tenían tradiciones de la
gran longevidad de los primeros habitantes de la Tierra. ¿Todos los
registros del mundo tenían los mismos errores de computación del tiempo,
referenciando a unos reyes tan longevos? ¿De dónde podrían venir tales
tradiciones sino del hecho mismo de que los habitantes de aquella época
remota antediluviana vivían ciertamente muy largo tiempo?
¿Todo
lo presentado aquí es simplemente la fabulación mitológica de los
antiguos? Tal vez. Pero si por el contrario optamos por aceptar la
versión de la ciencia oficial actual, entonces tenemos que prepararnos
para encontrar una explicación mucho más fantasiosa, a la vez que
contradictoria, ya que por ejemplo ha datado que existieron seres
humanos hace varios millones de años, y que por ejemplo, se asegura que
el eslabón intermedio en la supuesta cadena evolutiva entre el mono y el
ser humano es el “australopithecus”, pero nunca jamás se ha encontrado
ningún resto de dicho ser.
Cada
uno tendrá su propia opinión sobre todo este tema. Yo particularmente,
prefiero a los historiadores antiguos, las fuentes ancestrales, y los
documentos remotos, al fin y al cabo, “pruebas materiales”; unas
referencias muy importantes con las que tenemos que contar, conservar
preciadamente en nuestros museos, y que no debemos perder de vista. Y
sobre todo, me quedo con lo que también, y complementariamente, nos
relata La Biblia. Pero las teorías hipotéticas de Darwin, y las
interpretaciones singulares que hace la ciencia actual en el terreno de
la Antropología y de la Protohistoria, a mi juicio, no cuadran, y no me
merecen ninguna confianza.
Por Fran García