Se da a conocer que en la carne de pollo hay concentraciones de químicos como la cafeína, antibióticos prohibidos e incluso antidepresivos como el Prozac, coctel farmacológico totalmente lógico en el contexto de la producción intensiva de alimento.
La producción intensiva de alimentos,
específicamente en el caso de los distintos ganados de consumo humano,
ha degenerado en prácticas que con cierta frecuencia generan efectos
adversos tanto a la salud humana como a la integridad y a dignidad de
los animales criados para tal efecto.
Fuente: http://stop-nwo.com/
Alrededor de 25 mil muertes humanas en la Unión Europea ocurren cada año por infecciones causadas por bacterias resistentes a los fármacos a consecuencia de abusivo de los antibióticos. Esta práctica se está extendiendo a las granjas donde se suministran medicamentos a los pollos que los vuelven resistentes a los mismos.
Lora Galeva desde Viena nos amplía la información.
Una investigación reciente del The New York Times
pone al descubierto que en ciertas muestras de carne de pollo se
acumulan los más sorprendentes y diversos químicos, entre ellos cafeína,
antihistamínicos, antibióticos prohibidos para su uso humano (en
particular acetaminofeno y fluroquinolones), arsénico e incluso un
antidepresivo como el Prozca (en el caso del pollo criado en China).
Y por si este escenario no fuera lo suficientemente atroz, los
encargados de estos lugares aseguran desconocer a detalle el alimento
que recibe su ganado, pues simplemente emplean el que reciben de sus
propios proveedores (grandes compañías del sector alimentario).Fuente: http://stop-nwo.com/