" LA IGNORANCIA MATA".
Procure estar informado y tener una mente critica.

miércoles, 30 de enero de 2013

CÓMO FAVORECEN A LA SALUD LOS IONES NEGATIVOS DEL AIRE y CÓMO LA PERJUDICAN LOS IONES POSITIVOS.

El aire que respiramos es materia. Por lo tanto, como toda materia está formado por un conjunto de moléculas (nitrógeno, oxigeno, dióxido de carbono, etc.)
A su vez, cada una de estas de moléculas, está formada por átomos, cada uno de los cuales tiene un núcleo o centro de protones (partí­culas de carga positiva) alrededor del cual giran electrones (partículas de carga negativa).

El átomo es una de las unidades más pequeña de la materia que conserva su identidad o sus propiedades.
En otras palabras y a manera de ejemplo para poder entender lo que es el átomo, digamos que un átomo de cobre es la parte más pequeña en que podemos dividir al cobre sin que deje de ser cobre. El átomo de cobre, a pesar de lo pequeño, sigue siendo cobre.
Sin embargo, el átomo está compuesto por partículas aun  más pequeñas, denominadas partículas subatómicas  que se ubican  ya sea en la región central del átomo (conocido como núcleo) o en la periferia del mismo (zona orbital).
En la región central o núcleo se encuentran unas partículas denominadas protones portadoras de una carga eléctrica positiva (+)  y los neutrones portadores de una carga eléctrica neutra.
Alrededor del núcleo giran, formando orbitas (región orbital) otras partículas pequeñas denominadas electrones que son portadores de una carga eléctrica negativa (-).

Se configura así una estructura similar a nuestro sistema solar en donde el sol está al centro y alrededor de él los planetas que giran en diferentes órbitas, como lo muestran las figuras siguientes. Es como si el átomo fuese un sistema solar en miniatura.



Es importante tener en cuenta que mientras el átomo no sea alterado, siempre su número de protones será igual al número de electrones, con lo cual será eléctricamente neutro.
Sin embargo, cuando algunos átomos se unen con otros átomos para formar moléculas, se alteran ya que pierden o ganan electrones. Cuando pierden electrones quedan cargados con una fuerza eléctrica positiva (+) y cuando ganan algún o algunos electrones, entonces quedan cargados con una fuerza eléctrica negativa (-).
Estos átomos cargados positiva o negativamente (alterados) se conocen como iones, que,  en consecuencia, son átomos con carga eléctrica diferente a cero (0).
Los átomos cargados positivamente se llaman cationes, y los de carga negativa se denominan aniones.

En este punto volvamos al asunto del aire, para decir que los átomos de los distintos elementos presentes en él, se alteran formando iones positivos o iones negativos lo que da lugar a una actividad electromagnética en el entorno que nos rodea.
Sabemos que el cuerpo humano es sensible a toda actividad electromagnética del entorno, por lo que los procesos de ionización en el aire tienen claras repercusiones en la salud del ser humano para bien o para mal.

Los estudios han demostrado que cuando el aire tiene una carga excesiva de iones positivos, adquiere una naturaleza perturbadora que daña la salud y el estado anímico de las personas. Su efecto es deprimente y alterador del sistema nervioso.
Se ha descubierto que en muchas personas, la respuesta inicial del cuerpo a los iones positivos es la producción de adrenalina y noradrenalina. Estas hormonas producen euforia a corto plazo, pero a la larga conducen a un estado de agotamiento.
Momentos previos a una tormenta en el aire se acumulan iones positivos lo que despierta en los insectos y los animales mucha inquietud y una incansable actividad.
Las investigaciones también han mostrado que la exposición a los iones positivos del aire, puede provocar una producción excesiva de histamina que ocasiona las reacciones alérgicas.

En cambio, los iones negativos, constituidos en parte por oxigeno, tienen un efecto tonificador y beneficioso.

En la atmosfera hay iones positivos y negativos los cuales deben mantener una proporción a razón de cinco iones positivos  por cuatro negativos (5:4), siendo este equilibrio, esencial.
Pero el conteo ideal o normal  de iones en el aire fresco de las zonas de montañas es  aproximadamente de  2.000 iones por centímetro cúbico, en una proporción de 1:1 (1.000 iones negativos y 1.000 iones positivos).
 La naturaleza busca constantemente mantener este equili­brio, y por lo tanto intenta que exista el mismo nú­mero de protones y electrones, para que así se anu­len mutuamente y se haga posible un ambiente agradable y estable.
Podemos deducir que es inevitable que el aire se formen iones positivos o iones negativos.

Los iones positivos, que como hemos dicho, son perturbadores de la salud, son formados en el aire ya sea por fuentes de la propia naturaleza o por fuentes artificiales.

Son fuentes naturales de iones positivos:
<!--[if !supportLists]-->-    Elementos naturales radioactivos
<!--[if !supportLists]-->-   En las horas anteriores a las tormentas hay una mayor cantidad de iones positivos en la atmósfera.
<!--[if !supportLists]-->-  En Luna llena, cuando nuestro satélite está más próximo a la tierra, se incrementa la cantidad  de iones positivos en la atmosfera.
<!--[if !supportLists]-->-   Los vientos procedentes de zonas secas, transportan iones positivos.

Es el caso de los vientos o fenómeno Foehn  que inciden en el aumento de ciertas enfermedades psicológicas, tasas de criminalidad y delitos violentos.
Este fenómeno aparece cuando una masa de aire húmeda y fría choca con una cordillera, produciendo precipitaciones en la ladera de barlovento (ladera que recibe el viento).
Posteriormente, cuando esta masa desciende por las laderas de sotavento (ladera opuesta), se convierte en una masa de aire seco y comprimido, produciendo una fuerte evaporación y disipación de las nubes. Este viento recalentado  y deshidratado, desciende hacia el fondo de los valles  provocando una elevación brusca de la temperatura de más de 10 grados en pocas horas y de 15 a 25 grados en dos o más días. En las áreas donde sopla Foehn hay abundancia de cargas positivas, marcada subsidencia y casi ausencia completa de ozono, siendo este fenómeno especialmente potente en verano. Las propiedades eléctricas del viento Foehn se caracterizan por una intensa ionización positiva del  aire y por las intensas alteraciones que producen en la salud mental y el incremento de las tasas de criminalidad, al punto que en algunos países como Suiza, el efecto Foehn, se considera atenuante por la legislación penal en el caso de la comisión de determinados delitos. 
Esto no es nada nuevo, ya que en la Antigüedad, los tribunales de algunos países de Medio Oriente admitían circunstancia atenuante en crímenes y agresiones cometidos cuando soplaba  el viento sur Hamsin. Incluso la Biblia justifica el comportamiento innoble del rey Salomón por el azote del “Hamsin”.
En Israel, estos vientos se denominan Sharav, en los Alpes Foehn, en África Simún, en Italia Siroco, en Francia El Mistral, en Argentina Zonda y Viento Norte, en España  La Tramontana, en el sur de California El Santa Ana, en Venezuela Calderetas

Son fuentes artificiales de iones positivos:


<!--[if !supportLists]-->-       <!--[endif]-->La contaminación atmosférica.
<!--[if !supportLists]-->-       <!--[endif]-->El aire acondicionado.
<!--[if !supportLists]-->-       <!--[endif]-->Las fibras sintéticas.
<!--[if !supportLists]-->-       <!--[endif]-->Las pantallas de computadores y de televisores.



EFECTOS Y SINTOMAS PRODUCIDOS POR LA IONES POSITIVOS (Cationes).
Fue el norteamericano Albert Krueger quien demostró en su laboratorio que el exceso de iones positivos cau­sa un aumento en la producción de serotonina, lo que a su vez da origen a una hiperactividad que más tarde desemboca en estados de depresión, an­siedad y agotamiento.
La serotonina es una hormo­na que controla el nivel de actividad, y cuyos efec­tos negativos suelen paliarse con tranquilizantes co­mo la reserpina. Enfermedades como depresiones, jaquecas, estrés e insomnio pueden detenerse de esta manera, pero el logro de Krueger fue demos­trar que la exposición a iones negativos tiene los mismos efectos tranquilizadores, con el beneficio de carecer de las consecuencias perjudiciales de los medicamentos químicos.

Está ampliamente comprobado que los iones positivo del aire producen los siguientes efectos:
Vasoconstricción, irritabilidad, insomnio, cansancio crónico, ansiedad, angustia, depresión, dolores de cabeza, nauseas, palpitaciones, disminución de las funciones mentales y físicas, letargo, malestar general, problemas respiratorios en personas asmáticas, dolores artríticos, etc.

Los iones NEGATIVOS, que como hemos dicho, levantan el ánimo y producen una sensación de bienestar físico y psicológico se hace posible gracias a la acción del aire puro y no contaminado y de los diversos accidentes geográficos y atmosfé­ricos de la naturaleza.

Son fuentes naturales de iones negativos o aniones:


<!--[if !supportLists]-->-   El aire fresco de las montañas y las costas, ale­jado de la contaminación ambiental de las ciudades.
<!--[if !supportLists]-->-   La cercanía a corrientes de agua no contamina­da y que no hayan sufrido modificaciones humanas (como presas, túneles, etc).
<!--[if !supportLists]-->-   La función clorofílica de las plantas desprende numerosos electrones que pronto se adhieren a los átomos de oxigeno, formando iones negativos
<!--[if !supportLists]-->-   La influencia de los relámpagos.
     <!--[endif]--> 

EFECTOS DE LA IONIZACION NEGATIVA (Aniones).
<!--[if !supportLists]-->-   Actúa  sobre las afecciones alérgicas de la piel.
<!--[if !supportLists]-->-   Aumenta la capacidad de reacción visual.
<!--[if !supportLists]-->-   Cura las úlceras gástricas.
<!--[if !supportLists]-->-   Disminuye la fatiga y los dolores musculares.
<!--[if !supportLists]-->-   Elimina la ansiedad y la agresividad.
<!--[if !supportLists]-->-   Facilita la purificación de la sangre venosa.
<!--[if !supportLists]-->-  Favorece la eliminación de la mucosidad que retiene las impurezas del aire (polvo, humo, contaminación, microorganismos, etc.).
<!--[if !supportLists]-->-  Incrementa  el apetito sexual.
<!--[if !supportLists]-->- Mejora enfermedades de origen metabóli­co, como obesidad, gota, colesterol alto y reumatismo crónico.
<!--[if !supportLists]-->-  <!--[endif]-->Pone fin a dolencias del sistema respiratorio como bronquitis, sinusitis, asma y alergias.
<!--[if !supportLists]-->-  Previene enfermedades cardíacas como el infarto de miocardio y la angina de pecho.
<!--[if !supportLists]-->-    Recupera y mejora la memoria.
<!--[if !supportLists]-->-    Reduce los niveles de lípidos y colesterol.
<!--[if !supportLists]-->-    Regula la tensión arterial.
<!--[if !supportLists]-->-     <!--[endif]-->Rejuvenece en forma general el físico y la mente.

Ya hemos señalado que en 1 centímetro cúbico de aire hay aproximadamente un total de 2.000 iones, que para que sea un aire ideal debe contener 1.000 iones negativos.
A título meramente informativo, podemos indicar que los valores promedio de concentración de iones negativos en 1 centímetro cúbico de aire, son los siguientes:

<!--[if !supportLists]-->-       <!--[endif]-->En zonas de montaña = 1.000
<!--[if !supportLists]-->-       <!--[endif]-->En las playas = 700
<!--[if !supportLists]-->-       <!--[endif]-->En los bosques = 800
<!--[if !supportLists]-->-       <!--[endif]-->En las ciudades limpias =200
<!--[if !supportLists]-->-       <!--[endif]-->En las ciudades contaminadas =50.

De lo anterior se deduce, que los habitantes de las grandes ciudades, donde el trafico libera gases nocivos, o quienes viven cerca de fábricas contaminantes, respiran aire con muy pocos iones negativos y este desequilibrio los deja más expuestos al riesgo de contraer enfermedades cardiorespiratorias, así como a padecer de un malestar generalizado.

Ahora es fácil de explicar esa sensación de bienestar que notamos después de una tormenta; en efecto, las descargas eléctricas que suelen acompañar a este fenómeno meteorológico, esparcen por el aire una cantidad enorme de iones negativos que, al absorberlos nuestro organismo, liberan la sangre de iones positivos, que son escasamente saludables.


Ionizar el hogar.


Aunque la contaminación que nos rodea impide que nuestro organismo reciba una cantidad suficiente de estos saludables iones negativos, podemos «ayudar» a la naturaleza, fabricando un generador que pueda producirlos.

Existen, también, máquinas ionizadoras de mayor tamaño para oficinas, auditorios y salas públicas. És­tas funcionan mejor si se colocan al menos a 50 cm. de las paredes y suelos, manteniendo siempre las ventanas y puertas cerradas, para que los iones ne­gativos puedan fluir libremente por el ambiente. Por último, también existen pequeños ionizadores para los autos, que disminuyen el cansancio y la irritabili­dad, al mismo tiempo que mejoran los reflejos.

Por supuesto, no es posible eliminar todas las radiaciones eléctricas que crean iones positivos, pero sí es posible crear entornos más saludables de lo habitual, que nos permiten vivir mejor. Sería imposible (y, francamente, ridículo) rechazar la electricidad en su totalidad porque crea una at­mósfera poco saludable, pero si es indispensable poner límites a su accionar.
La ionización de los ambientes, además, limpia el aire de bacterias e impurezas como el humo del ta­baco, el polen y el polvo, por lo que se multiplican aún más sus efectos benéficos. Resulta, de este mo­do, ser una terapia adecuada que ayuda a combatir enfermedades respiratorias de todo tipo, al mismo tiempo que previene problemas como depresión, dolores de cabeza e insomnio.

Si se coloca el Generador de iones negativos que ahora presentamos en la habitación de la casa en que se pasa  más tiempo al día, o en la oficina, los iones que este aparato libera podrán limpiar el aire de humos, polvillo y bacterias, garantizando de esta forma una oxigenación perfecta de la sangre y la atenuación de algunos de los trastornos más frecuentes: colesterol e hipertensión, así como de las alteraciones psíquicas y de los nervios, como son el estrés, el agotamiento nervioso, la falta de concentración, el insomnio, etc.

Quisoma.