En 1955 el francés Arsène Heitz ganó un concurso de ideas para elegir bandera del citado Consejo de Europa con el diseño que conocemos: rectángulo azul en el que se insertan doce estrellas amarillas de cinco puntos equidistantes. Esta bandera fue aprobada por el comité ministerial el 8 de diciembre de ese año; curiosamente el día que los católicos celebra la Inmaculada Concepción de María [Patrona de España también y uno de los pilares del puente más largo del año.
Posteriormente la bandera fue adoptada como
enseña del Parlamento Europeo en 1983, y en 1985 fue adoptada por los
Jefes de Estado y Gobierno miembros como emblema oficial de las entonces
Comunidades Europeas. Finalmente en 1992 pasó a ser la bandera de la
actual Unión Europea.
Es el símbolo no sólo de la Unión
Europea sino también de la unidad e identidad de Europa en un sentido
más amplio. El círculo de estrellas doradas representa la solidaridad y
la armonía entre los pueblos de Europa.
El número de estrellas no tiene nada que
ver con el número de Estados miembros. Hay doce estrellas porque el
número doce es tradicionalmente el símbolo de la perfección, lo completo
y la unidad. Por lo tanto la bandera no cambia con las ampliaciones de
la UE.
También dicen en esta página que el doce es
un número simbólico que representa la integridad y que el círculo
representa la unidad. Pero simbologías del 12 hay las que queramos:
meses, horas, zodiaco, vueltas que da la luna a la tierra, apóstoles de
Jesús, hijos de Jacob y tribus de Israel, dioses del Olimpo, Vía Crucis,
las tablas de la ley romana, los mandamientos cristianos, los trabajos
de Hércules, … vamos, para no parar. [Alguna aclaración de estas docenas
en la respuesta a un comentario de Guayarmina, a quien le agradezco
mucho su aportación]
Efectivamente Heitz declaró en la revista “Lourdes magazine” en julio de 2004, haberse inspirado en un pasaje del Libro del Apocalipsis, capítulo 12, donde “…una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas…” que va a dar a luz un hijo “…que regirá con vara de hierro a todas las naciones…” se enfrenta a un dragón. Así como, también afirmó haber basado su diseño en la corona duodecastelada (de doce estrellas) sobre fondo azul de la Medalla Milagrosa basada en las visiones de Catherine Labouré en la iglesia parisina de la Rue du Bac y en la que reza “conçue sans péché” (concebido sin pecado), lema de lo que posteriormente sería el dogma de la Inmaculada Concepción; ya he señalado que el día que se celebra este dogma se aprobó oficialmente la bandera.
Hace un tiempo asistimos al debate sobre si
la Constitución Europea debía incluir alguna referencia a las “raíces
cristianas” de nuestro continente; pero en este debate nadie sacó a
colación que ya contábamos con un emblema claramente cristiano y, a más a
más, católico. Ni siquiera el papa Juan Pablo II mencionó este hecho
cuando intervino en esa polémica, ni mencionó que Europa es un
continente consagrado a María desde los tiempos de Clemente V (siglo
XIV). Cuesta creer que esto se debiera a un olvido y muchos menos a
ignorancia; ¿optaron los católicos por mantener esta “consagración” de
forma oculta tras la simbología de la bandera? ¿De haber conocido este
simbolismo, la reacción hubiera sido la misma? Esclarecedor es el caso
del francés Jean-Baptiste Nicolas Robert Schuman, al que se le considera
como uno de los “padres de Europa” en referencia a su determinante
participación en la creación de las Comunidades Europeas y que
actualmente se encuentra en proceso de beatificación.
De todas formas, el valor de los símbolos es
el que le dan los que reconocen los propios símbolos; y si para la
inmensa mayoría de europeos la bandera significa unidad integración y
equidad, ese es su verdadero valor y significado.
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Apocalipsis. Cap. 12
También apareció otra señal en el cielo:
he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez
cuernos, y en sus cabezas siete diademas; y su cola arrastraba la
tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y
el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de
devorar a su hijo tan pronto como naciese.
Y ella dio a luz un hijo varón, que
regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado
para Dios y para su trono.
Fuente: http://elartedelahistoria.wordpress.com
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