" LA IGNORANCIA MATA".
Procure estar informado y tener una mente critica.

lunes, 22 de octubre de 2012

Encubrimientos Arqueológicos......(2)



El público no parece para nada enterado del hecho que el establecimiento científico tiene un doble estándar cuando set rata de un libre flujo de información. En esencia, transcurre de esta manera…
Los científicos son altamente educados, bien entrenados e intelectualmente capaces de procesar todo tipo de información, y pueden hacer distinciones correctamente críticas entre los hechos y la ficción, la realidad y la fantasía. El vil público es simplemente incapaz de operar en esta plano altamente mental.

El noble ideal del científico altamente calificado, imparcial y apolítico, como observador y ensamblador de hechos establecidos, hacia un útil cuerpo de conocimiento parece haber sido destrozado bajo las presiones y demandas del mundo real. La ciencia ha producido muchos beneficios positivos para la sociedad; pero deberíamos ya por ahora saber que la ciencia tiene su lado escuro, negativos. ¿Qué no fueron, pues, esos mansos compañeros en impecables batas de laboratorios, quienes nos dieron las bombas nucleares y las armas biológicas? La edad de la inocencia terminó en la II Guerra Mundial.
la comunidad científica tiene una actitud de superioridad intelectual es levemente disfrazado bajo un disfraz de unas muy cuidadosamente orquestadas relaciones públicas. Siempre vemos a la Ciencia y al Progreso caminando mano a mano. La Ciencia, en una institución en una sociedad democrática, deberá funcionar de la misma manera en que funciona la sociedad en grande; deberá abrirse a debates, argumentos y contra-argumentos. No hay lugar para un autoritarismo sin cuestionamiento. ¿Estará la ciencia moderna alcanzando y resolviendo estos estándares? 
En el otoño del 2001, la PBS aireó una serie de siete partes titulado Evolución. Tomándolo en valor de cara, esto parece lo suficientemente inofensivo. Sin embargo, mientras el programa fue presentado como un periodismo científico puro, objetivo, investigador, falló completamente en siquiera alcanzar los estándares mínimos de la divulgación imparcial. La serie fue pesadamente cargada hacia la visión de que la teoría de la evolución es un “hecho científico” que es aceptado por “virtualmente todos los científicos reputables del mundo”, y no como una teoría que tiene debilidades y críticas fuertemente científicas.
Al producir esta serie, ni siquiera se molestaron en entrevistar a científicos que tiene críticas sobre el Darwinismo: no “creacionistas”, sino que científicos auténticos y de buena fe. Para corregir esta deficiencia, un grupo de 100 científicos disidentes se sintieron impulsados a publicar un lanzamiento de prensa, “Una Disensión científica del Darwinismo”, en el día en que estaba programado que saliera al aire el primer capítulo.

El nominado al premio Nóbel, Henry “Fritz” Schaefer estaba entre ellos. El estimuló a abrir un debate público de la teoría de Darwin:
Algunos defensores del Darwinismo abrazan estándares de evidencia para la evolución que, como científicos, jamás aceptarían, en otras circunstancias.
Hemos viso este mismo acercamiento “no-científico”, aplicado a la arqueología y la antropología, mientras que los “científicos” simplemente se niegan a probar sus teorías, y sin embargo se apuntan a sí mismos como los árbitros finales de “los hechos”. Sería ingenuo pensar que los científicos que cooperaron en la producción de la serie estaban inconscientes de que no habría otra presentación de contrapeso, por parte de críticos de la teoría de Darwin.


Richard Milton es un periodista de ciencias. El ha sido un ardiente y verdadero creyente de la doctrina Darwiniana, hasta que sus instintos investigadores lo golpearon un buen día. Después de 20 años de estar estudiando y escribiendo acerca de la evolución, el repentinamente realizó que había muchos agujeros desconcertantes en la teoría. El decidió tratar de aliviar sus dudas y probar la teoría a sí mismo, usando los métodos estándar del periodismo investigador rutinario.
Milton se volvió un visitante regular del famoso Museo de Historia Natural de Londres. El cuestionó cuidadosamente cada dogma importante y las clásicas pruebas del Darwinismo a prueba. Los resultados lo ‘sacudieron’. El encontró que la teoría ni siquiera podía encarar ni los mínimos rigores del periodismo investigador rutinario.
El veterano escritor de ciencia tomó una medida drástica y publicó un libro titulado: “Los Hechos de la Vida: Rompiendo los Mitos del Darwinismo”. Está claro que el mito darwiniano había sido roto por el, pero muchos otros mitos acerca de la ciencia serían también aplastados después de que su libro fuera lanzado a publicación. Milton dice:
Experimenté la actividad de ‘cacería de brujas’ de la policía darwinista de primera mano - fue profundamente desilusionador encontrarme a mi mismo siendo descrito por un prominente zoologista de Oxford, Richard Dawkins, como “chiflado”, “estúpido” y “necesitando ayuda psiquiátrica”, en respuesta a reportes puramente científicos.
(¿Sonará esto como las historias que vinieron de la Unión Soviética hace 20 años, cuando los científicos disidentes allí comenzaron a hablar públicamente?)

Dawkins lanzó una campaña de escritura de cartas a los editores del periódico, implicando que Milton era un “espía” creacionista, cuyo trabajo debería ser descartado. Cualquiera que tenga alguna familiaridad con la política reconocerá esto como una táctica estándar maquiavélica de manual de un “asesinato de carácter”. Dawkins es un científico altamente respetado, cuya reputación y situación en la comunidad científica tiene mucho peso.
Según Milton, el proceso vino a la cabeza cuando el Suplemento de Alta Educación del periódico Times de Londres lo comisionó a escribir una crítica al Darwinismo. La publicación presagió lo que estaba por venir: “Próxima Semana: Darwinismo – Richard Milton ataca”. Dawkins supo de esto, y no perdió tiempo pellizcando esta herejía en el brote.

Él contactó al editor, Auriol Stevens, y acusó a Milton de ser un “creacionista”, y prevaleció sobre Stevens para halar la palanca sobre el artículo. Milton supo de este apuñalamiento detrás de los telones, y escribió una carta de apelación a Stevens. Al final, esta excavó dentro de Dawkins y rasguñó la pieza.


Imagínese que sucedería si un político o burócrata usara tales tácticas de presión para matar una historia de los medios masivos de comunicación. Esto detonaría un enorme escándalo. No así para los científicos, quienes parecen ser vistos como “vacas sagradas” y más allá de la reprobación. Hay muchos factores perturbadores relacionados con estos casos. La teoría de la evolución, de Darwin, es la única teoría rutinariamente enseñada en nuestro sistema de escuelas públicas, y jamás ha sido sujeto a un riguroso escrutinio; ni han sido permitidas ninguna de las críticas en el plan de estudio...
Este es un interesante hecho, porque una reciente encuesta muestra que el público estadounidense quiere que la teoría de la evolución sea ensañada a sus niños; sin embargo, el “71% de los encuestados dicen que los maestros de biología deberían enseñar tanto el Darwinismo, como la evidencia científica en contra de la teoría darwinista”. No obstante, no hay planes para implementar este acercamiento más equilibrado.
Es irónico que Richard Dawkins ha sido asignado para la posición de Profesor del Entendimiento Público de la Ciencia en la Universidad de Oxford. El es un clásico “Policía del Cerebro”, patrullando las líneas frontales neurológicas. El establecimiento científico occidental, y los medios masivos de comunicación se enorgullecen de ser foros abiertos al público, desprovistos de prejuicios o censura. No obstante, ningún programa de televisión que examine los errores y debilidades del Darwinismo ha sido puesto al aire en el país natal de Darwin o en los Estados Unidos. Un científico que se opone a la teoría no puede conseguir que le publiquen documento alguno.
Los Misteriosos Orígenes del Hombre no era un ataque frontal contra el Darwinismo; simplemente presentaba evidencia que es considerada anómala por los preceptos de esta teoría de la evolución.
Volviendo a nuestros bastiones de integridad intelectual, Forest Mims era un sólido y habilidoso periodista de ciencia. Jamás ha sido el centro de ninguna controversia, y así, fue invitado a escribir en la columna más leída, en la prestigiosa revista América Científica, “El Científico Aficionado”, una tarea que el aceptó con mucho gusto. Según Mims, el editor de la revista, Jonathan Piel, entonces, supo que el también escribía artículos para varias revistas cristianas.

El editor llamó a Mims a su oficina y lo confrontó.
  • “¿Cree usted en la teoría de la evolución?” preguntó Piel
  • Mims respondió, “No, no creo, y tampoco lo cree Stephen Jay Gould.”
Su respuesta no afectó la decisión de Piel de desbaratar la popular columna después de solamente tres artículos.

Esto tiene el desagradable olor de una cacería de brujas. El escritor nunca transmitió públicamente sus puntos de vista privados o creencias, por lo que parecería que los “stormtroopers” ahora creen tener órdenes de asegurarse que los pensamientos “no aprobados” jamás serán divulgados en público.



Tabú o No Tabú? 
Así, pues, los monitores del “buen pensamiento” no son como los de la élite o de la comunidad científica, como hemos visto en varios casos; son productores de televisión y editores de revistas, también. Parece claro que todos ellos son guiados por el singular imperativo de fomentar “la educación pública sobre ciencia”, como lo planteó tan aptamente el presidente del Instituto Cambriano.
Sin embargo, hay un segundo artículo en la agenda, y es para proteger al público de pensamientos “no-científicos” e ideas que pudieran infectar la mente de las masas.

Nosotros señalamos algunos de esos tabú al principio del artículo, ahora debemos agregar que son también “malsanos, incompletos” e inaceptables” para engancharse en ninguna de las búsquedas siguientes de investigación:
...y todo el resto de las “pseudo-ciencias”.
  • ¿Tendrá esto un anillo familiar en él?
  • ¿Estaremos escuchando los débiles ecos del fanatismo religioso?
  • ¿Quien le dio a la ciencia la misión de ingeniería y dirección de las búsquedas inquisitivas de los ciudadanos del mundo libre?
Es cualquier cosa menos imposible para cualquier papel científico que tenga ramificaciones anti-Darwinianas ser publicado en un periódico científico de la corriente principal. También es simplemente tan imposible conseguir temas “tabú” incluso para la tabla de revisión, y podemos olvidarnos acerca de encontrar nuestro nombre bajo el título de cualquier artículo en la revista Naturaleza (Nature), a menos que uno sea un científico acreditado, ¡incluso si uno fuera el próximo Albert Einstein!

Para volver a exponer cómo comienza esta conspiración, será con dos filtros: credenciales y revisión por parte de otros. La Ciencia Moderna es ahora un laberinto de tales filtros, puestos para promover ciertas teorías ortodoxas, y al mismo tiempo, filtrar fuera aquella información que ya está pre-juzgada a ser inaceptable. Los principios guías no son precisamente la evidencia y el mérito. Estos principios de objetividad, acceso y apretura han sido reemplazados por conformidad y posición, dentro de la comunidad establecida.
Los científicos no vacilan en lanzar los más indignantes ataques personales en contra de aquellos que ellos perciben ser el enemigo. El eminente paleontólogo,Louis Leakey describió este ácido de una sola línea acerca de la “Arqueología Prohibida”, (Forbidden Archeology)

“Su libro es puro disparate, y no merece ser tomado en serio por nadie que no sea un tonto.”
De nuevo, vemos el empuje de un ataque personal: los méritos de la evidencia presentada en el libro no son examinados o debatidos. Es una embotada y autoritaria declaración o pronunciamiento.

En una próxima parte, examinaremos algunos casos más, documentados, y cavaremos más profundo en las dimensiones más sutiles de la conspiración.
     

                                                                     Por Will Hart
traducción de Adela Kaufmann
bibliotecapleyades.net