Corbis
La geoingeniería, una rama científica que pretende usar la tecnología para cambiar el medioambiente, podría matar a miles de millones de personas. Varios científicos encienden las alarmas sobre las consecuencias catastróficas para la Humanidad.
Promocionada como la última posibilidad para combatir el calentamiento global, la ingeniería climática propone experimentos que pueden alterar los ciclos de lluvias ocasionando sequías y hambrunas y, en consecuencia, miles de millones de muertes.
En el curso de un año el científico David Keith planea pulverizar partículas de azufre en la atmosfera sobre Nuevo México para reflejar la radiación solar hacia afuera de la Tierra con el fin de enfriar el planeta.
Keith gestiona un fondo multimillonario de investigaciones para el magnate electrónico Bill Gates, quien también ha convocado un equipo de cabildeo científico, que influye en diversos Gobiernos, para experimentar con el clima a cuenta de los contribuyentes, informa la página web 'Morphcity'.
Modelos volcánicos
Los autores de ese portal mencionan la erupción del volcán Pinatubo en las Filipinas en 1991, que emitió 22 millones de toneladas de dióxido de azufre a la atmósfera.
Un grupo de científicos de la Universidad Rutgers, en EE.UU., aplicó el ejemplo de aquella erupción a la geoingeniería. Así, en un estudio de 2008 se concluye que en vez del esperado enfriamiento general, algunas regiones experimentarían un aumento de gases de efecto invernadero y el consecuente calentamiento, tal y como ocurrió en el caso del Pinatubo.
Basado en el modelo volcánico, los expertos predicen que es muy probable que las inyecciones sulfúricas en la estratósfera, si se realizan en las zonas tropicales o árticas, reduzcan los monzones asiáticos amenazando la disponibilidad de alimentos y de agua para miles de millones de personas.
El efecto adverso también incluye el agotamiento de la capa de ozono, así como la disminución de los recursos fluviales y la humedad de los suelos.
Este año, un grupo de científicos del Instituto Max Plank en Alemania en colaboración con investigadores británicos, noruegos y franceses desarrollaron un modelo de cómo afectarían al clima los métodos de geoingeniería.
En su experimento, los científicos cuadriplicaron el nivel de CO2 en comparación con los niveles preindustriales como un escenario posible para finales de este siglo.
Según su modelo, la aplicación de los métodos de ingeniería climática resultaron en un marcado descenso de las lluvias (en un 15% para América del Norte y Eurasia y en un 20% para Sudamérica). Para el mundo entero el indicador es de un 5%.
Dadas estas conclusiones, los autores sostienen que la geoingeniería es una aventura destinada a probar teorías incompetentes o una estafa con el fin de controlar los recursos acuíferos y alimenticios.