El campo magnético de la Tierra es más permeable de lo que se pensaba, de acuerdo a los datos que analizan los investigadores de
la misión Cluster de la Agencia Espacial Europea. Estos resultados
pueden aplicarse en la modelización de los peligros planteados por el
clima espacial, además de ayudar a entender mejor los entornos
magnéticos que existen alrededor de Júpiter y Saturno.
La misión Cluster,
lanzada en 2000, está compuesta por cuatro satélites idénticos que
vuelan en una formación tetraédrica muy cerca de la Tierra. Con órbitas
muy elípticas, los satélites son capaces de barrer el entorno magnético
de dentro y fuera de la Tierra, construyendo una imagen 3D de las
interacciones entre el viento solar y nuestro planeta. El viento solar
es un flujo de partículas cargadas procedentes de las capas externas del
Sol que inunda todo el sistema solar. Según se cree, el campo magnético
de la Tierra establece una barrera protectora frente al viento solar.
Es bien sabido que, si el campo magnético del entrante viento solar
tiene una orientación opuesta al campo magnético de la Tierra, entonces,
las líneas de campo pueden romperse y unirse de nuevo, en un proceso
conocido como “reconexión magnética”. Este proceso permite que el plasma
del viento solar viole las fronteras del campo magnético de la Tierra,
la magnetopausa, y poder así llegar hasta nuestro planeta.
Vórtices de remolino
En 2004, los datos de Cluster revelaron que esta falta de
coincidencia en la orientación magnética no era una regla rígida y
rápida, los 40.000 kilómetros de longitud de remolinos de plasma
pudieron verse a todo lo largo de la magnetopausa, creando pasarelas
dentro de la magnetosfera, incluso cuando ambos campos magnéticos
estaban alineados. En 2006, los investigadores concluyeron que, lo más
probable es que estos vórtices fueran originados por las ondas de Kelvin-Helmholtz
(KHWs), que se producen cuando dos medios están fluyendo a ambos lados
de una frontera a diferentes velocidades. Un ejemplo terrestre es el
viento que sopla sobre la frontera entre el aire y el mar. En el
espacio, la frontera es la magnetopausa, con un plasma desacelerado por
el lado de la Tierra en comparación con el viento solar que viene del
otro lado.
Una vez creada, la amplitud de estas inestabilidades pueden
acumularse, enredando las líneas del campo magnético y disparando la
reconexión magnética, a pesar de que las líneas de campo estén
alineadas. Este fenómeno, se pensaba que sólo ocurría en condiciones
especiales, aunque “nosotros pensábamos que se restringía a las áreas
que circundan el ecuador de la Tierra”, comentaba Arnaud Masson, uno de
los científicos que trabajan en la misión Cluster. Ahora, en este nuevo
análisis de los datos del Cluster, inicialmente obtenidos en el año
2003, se muestra que ocurre lo mismo en latitudes mucho más altas, y en
un amplio rango de alineaciones de campos magnéticos. “Parece ser que no
importa cuál sea la orientación de los campos magnéticos, ya que sucede
el mismo efecto”, explica Masson. “Y también parece que esto ocurre
todo el tiempo, y no sólo en circunstancias especiales”.
Modelización del clima espacial
Conocer la diversidad de condiciones en las que el viento solar puede
penetrar las defensas magnéticas de la Tierra, desempeña un papel
importante en el modelado del clima espacial (hay un catálogo de efectos
que interrumpen de navegación GPS, causados por la interacción con el
viento solar). “Hay que saber dónde están esas puertas abiertas de
nuestro escudo protector”, continúa Masson. Chris Arridge, del University College
de Londres, está de acuerdo: “Parece que hay mucho más agujeros en
tamiz magnético de la Tierra de lo que pensábamos. Si queremos
desarrollar la capacidad de predecir los efectos del clima espacial, es
importante conocer la amplitud de formas en que la energía, masa y
momentum puede entrar en el sistema.”
Arridge, investigador de la interacción entre el viento solar y los
planetas exteriores del sistema solar, cree que esta línea de
investigación también ayudaría a entender a Júpiter y Saturno. “El papel
exacto de KHWs en las magnetosferas de los planetas gigantes es un tema
candente”. Entender los mecanismos KHW de la Tierra nos ayudará a
entender los entornos magnéticos de Júpiter y Saturno, y viceversa.”
Fuente: Bitnavegante