Mientras miles de personas en varios países se angustian cada minuto que los aproxima al 21 de diciembre, supuesta fecha del fin del mundo de acuerdo a una interpretación de la profecía de los Mayas,
otros miles aprovechan la oportunidad para obtener ingresos con ideas
tan estrambóticas como vender una Arca de Noé o garantizar el "viaje al
Cielo" por $15 dólares y "al infierno" por $18.
Histeria en Estados Unidos
En los Estados Unidos, millones de personas que se los identifican como
los "preparacionistas", esperan esa fecha el colapso de la sociedad o de
plano el fin del mundo.
Temen un cataclismo mundial, o el descalabro del gobierno y las instituciones sociales, o desastres de carácter regional como un huracán, una gran inundación, o disturbios y motines.
Dependiendo de que temen, acumulan alimentos, medicamentos,
herramientas, linternas, baterías y, por supuesto, armas y munición.
Otros guardan monedas de oro, compran tierras, fertilizante, semillas.
Los más extremistas temen que el apocalipsis llegue en la forma
de una súper tormenta solar, el impacto de un meteorito gigante y la
subida de los niveles del mar.
Por alguna razón la elección en 2008 del primer presidente negro de Estados Unidos, Barack Obama, aceleró las preparaciones de cientos de miles de familias que vieron en ello un signo del fin de los tiempos.
La reciente recesión económica, la crisis en 2011 en
torno al límite de la deuda de EEUU, y la retórica alarmista que
precede al "precipicio fiscal" que supuestamente ocurrirá a fin de este
año, han reforzado sus temores.
"Hay numerosos acontecimientos que podrían crear una situación en las ciudades donde las revueltas civiles son muy probables", dijo al The Washington Post
el representante republicano del Estado de Maryland, Roscoe Bartlett,
científico, ingeniero y granjero, quien tiene su propia cabaña donde
tiene generadores de electricidad, alacenas con alimentos y
medicamentos.
"La sociedad es frágil y algo ocurrirá", dijo Tom Laskowski, quien
dirige una "escuela de supervivencia" llamada "Destrezas nativas del
Medio oeste" y recomienda que los preocupados almacenen comida y agua
para sustentarse por unos tres a seis meses.
Negocios
El temor al cataclismo ha resultado un buen negocio para las tiendas de
armas, equipos de campamento, alimentos enlatados y empresas
especializada en la construcción de refugios subterráneos.
El portal de Practical Preppers explica que ellos "preparan para
sobrevivir a desastres, desde huracanes a crisis prolongadas como un
ataque electromagnético, que podría destruir la infraestructura
tecnológica, paralizar al gobierno y causar el colapso social".
Histeria en Rusia
En las regiones siberianas de Rusia, la gente hace acopio de víveres, agua, velas, fósforos, sal y azúcar.
Los más ricos, en cambio, se estarían construyendo un bunker, mientras
crecen las escenas de histeria colectiva, la búsqueda de saldar deudas y
pedir perdón por los pecados cometidos, informó la agencia Ansa.
Por ahora de nada sirvieron los llamados de los científicos o de los representantes de las tres religiones. En Rusia prolifera el esoterismo, como confirma el gran número de sectas existentes.
Pero no están solos en sus temores
Según la empresa francesa de sondeos Ipsos, quienes creen verdadera la
profecia Maya del fin del mundo son: el 12% de estadounidenses, 20% de
los chinos, 13% de mexicanos, 12% de los argentinos y un 10% de los
españoles.
Ofertas
Sin embargo, hay quien aprovecha la ocasión para hacer negocios o simplemente como motivo para divertirse.
En la ciudad siberiana de Tomsk, por ejemplo, se puso en venta un "kit
apocalipsis" con un paquete de trigo, una caja de pescado, velas y
fósforos, medicamentos para el corazón y hasta cuerda y jabón para los
más pesimistas; sin olvidar una botella de vodka.
Locales y discotecas también aprovechan la situación, para un menú y fiestas temáticas.
Pero los más creativos son los ucranianos, donde
aparecieron cursos gratuitos para preparar a la gente ante el fin del
mundo, en tanto un operador turístico en tono de broma, se dedica a
vender viajes al paraíso (15 dólares) y al infierno (18 dólares). Aunque
a muchos, obviamente, no les gustó la broma.
Fuente: El Norte.