¿Se apagan las farolas a tu paso? ¿Los
relojes te duran menos de lo normal y se paran de vez en cuando? ¿Estas cansado
de recibir pequeñas descargas eléctricas a todas horas del día? Háztelo mirar,
quizás seas una mujer o un hombre eléctrico, o como siempre se ha dicho, un
perfecto apagafarolas.Artículo de Año Cero sobre este tema.
Los casos de este tipo que carecen de
una explicación racional se engloban dentro de lo que se ha bautizado como
Efecto SLI (Street Light Interference), un fenómeno conocido en España como
«interferencia en el alumbrado público» o, coloquialmente, apagafarolas. La
siguiente historia ejemplifica a la perfección lo que tratamos de explicar. Su
protagonista, que prefiere mantenerse en el anonimato, regresaba a casa una
noche. Al doblar una esquina, de repente, todas las farolas de la calle se
apagaron. Estupefacto, dio media vuelta para no seguir a oscuras y tomó otra
calle.
De nuevo le ocurrió lo mismo.
Resignado, continuó por la misma vía. Pero lo más sorprendente es que, cuando
se alejó, las farolas volvieron a encenderse. El Efecto SLI, por tanto,
consiste en la facultad, normalmente involuntaria, de ciertas personas para
interferir en el funcionamiento normal del alumbrado público. Esto puede
traducirse en que las luces se apaguen, se enciendan o varíen de intensidad
cuando la persona causante del fenómeno se acerca a ellas. Lo anterior puede
suceder con una sola farola o, como hemos visto, con varias a la vez.
Sin embargo, menos habitual es que
toda una hilera de luces vayan apagándose de forma progresiva al paso de
alguien, para encenderse a medida que el individuo se va alejando. Una persona
nos narró un caso de este tipo: «En cuanto me aproximaba a las farolas, se
apagaban. En ningún momento pensé que este hecho podía estar relacionado
conmigo. Pero comprobé que a medida que las iba dejando atrás, y ante mi
estupor, se encendían de nuevo una a una».
Desde luego, se han ofrecido teorías
convencionales –como el mal funcionamiento de los diversos componentes de las
farolas–, pero algunos casos no pueden explicarse de esta manera, pues
sobrepasan la simple casualidad que tales argumentos implican.
La siguiente historia, que escuchamos
por boca de su protagonista, así lo atestigua: «Caminábamos varias personas y
cuando pasamos junto a una farola, se apagó. En broma, comentamos si es que
estábamos gafados o algo similar. No le dimos mayor importancia, pero
recorridos unos metros, ésta se encendió. Cuando pasamos junto a otra, ocurrió
lo mismo. Y también en la siguiente. Continuamos bromeando sobre el tema, así
que para comprobar si era casualidad o no, cruzamos la calle para acercarnos a
la farola de enfrente. Como os podéis imaginar, también volvió a apagarse.
Incrédulos, cruzamos otra vez la calle
hacia la acera en la que estábamos al principio, y se apagó la farola que
teníamos delante. Siempre, cuando nos alejábamos unos metros de ellas, se
volvían a encender». Las teorías convencionales, además de que no pueden
explicar casos como el anterior, dejan de lado aspectos curiosos del fenómeno.
Y es que algunos de los sliders –término inglés con que se conoce a los
apagafarolas– no interfieren sólo en el alumbrado público, sino también en
otros aparatos eléctricos, como cajas registradoras, televisores, ordenadores o
radios.
Y, en ocasiones, también en aparatos
no eléctricos, sobe todo brújulas. Después de varias apariciones nuestras en
diferentes medios de comunicación para hablar sobre el tema, algunas personas
se pusieron en contacto con nosotros. Ante el extraordinario número de casos
que acumulábamos, decidimos llevar a cabo una investigación más sistemática.
Para ello creamos un cuestionario de sucesos SLI, lo cual nos ha servido para
llegar a algunas conclusiones estadísticas provisionales.
Los primeros resultados muestran que hombres y mujeres protagonizan en un porcentaje similar casos de Efecto SLI, con lo que no se puede establecer ninguna distinción en función del sexo. Además, estos sucesos se producen tanto si la persona camina, como si viaja en coche, en moto o en otro medio de transporte. De todos modos, el número de efectos SLI producidos cuando el protagonista va a pie es mucho mayor. Este hecho no debe causarnos sorpresa, pues es más sencillo percatarse del fenómeno mientras se camina.
Continuando con los resultados
estadísticos, uno de los datos que más llama la atención es el hecho de que
casi un veinte por ciento de los sliders aseguren en el cuestionario que,
además de afectar a las farolas, también inciden sobre relojes. Así, Yolanda M.
nos contaba: «El reloj se me para varias veces, y no sólo a mi, sino también a
otras personas que están conmigo, en especial a mi compañero. Lo curioso es que
esto siempre sucede por la noche». Las descargas eléctricas también están
relacionadas muy directamente con el fenómeno de los apagafarolas.
El porcentaje de personas que aseguran
recibir más descargas de las que podrían considerarse normales es de un
diecinueve por ciento, aunque sabemos que la cifra es mayor, pues en el
cuestionario de recogida de casos no se hizo mención explícita a este aspecto
desde el principio. Estos sliders suelen recibir shocks con máquinas de tabaco,
interruptores, carros de la compra, el agua del grifo, con otras personas… Pues
bien, según fuentes del Laboratorio de Ingeniería Eléctrica de la Universidad
de Cataluña, «la humedad del aire funciona como un conductor que favorece la
fuga de tensiones; si el ambiente es seco, el cuerpo no libera su energía y se
recarga».
Es decir, que los mencionados
«calambres» son más comunes cuando el ambiente es húmedo. Esto es muy
importante, ya que aproximadamente un veinticinco por ciento de los sliders
reflejan en los cuestionarios que es en un ambiente fresco y húmedo cuando
tiene lugar el fenómeno. A esta misma conclusión también llegó el investigador
Hilary Evans, de la Asociación para el Estudio Científico de los Fenómenos
Anómalos (ASSAP), después de su estudio pionero sobre el Efecto SLI.
Además, según los expertos en
descargas eléctricas, cuando el cuerpo se recarga de energía, ésta puede ser
liberada en forma de calambres, con erizamiento del cabello, sensación de
cansancio y dolor de cabeza. Curiosamente, algunas personas relacionan el dolor
de cabeza con la experiencia SLI. Teniendo en cuenta todo lo anterior, ¿podría
estar la clave del Efecto SLI en la electricidad estática del cuerpo? Por el
momento no podemos ofrecer una respuesta concluyente, pero es obvio que, al
menos, puede existir algún tipo de relación.
Por ello, recientemente hemos
incorporado en el cuestionario una pregunta sobre la ropa que viste el slider
cuando produce la interferencia en las farolas, ya que los zapatos con suelas
sintéticas y los trajes con telas acrílicas, por ejemplo, incrementan la
electricidad estática. Tal es el caso de una secretaria colombiana que provocó
un incendio en un almacén de disolventes al producir una chispa sólo por tocar
una estantería metálica. Según se supo, iba vestida con una blusa de nilon y
zapatos de tacón.
Visto: http://agenciaeternity