La contaminación ambiental está en auge y sus consecuencias, perjudiciales y en ocasiones nefastas, se extienden como la pólvora entre uno de los sectores de la población más vulnerables, los niños. El asma, las alergias y las enfermedades respiratorias han duplicado sus cifras en los últimos 15 años y, según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), el 30% de las enfermedades infantiles están asociadas al medio ambiente. "Las más frecuentes son el asma y las infecciones respiratorias", matiza el doctor Ramón Fernández Álvarez, coordinador del Área de Enfermedades de Origen Medio Ambiental del SEPAR.
El deterioro del aire contribuye a una mayor incidencia de crisis de asma, la enfermedad crónica más frecuente en los niños. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación atmosférica constituye un riesgo medioambiental para la salud y se estima que causa alrededor de dos millones de muertes prematuras al año en todo el mundo, de las que casi la mitad son porneumonías en menores de 5 años.
El asma, una enfermedad de ciudad
Contaminantes como los óxidos de nitrógeno, el dióxido de azufre, el monóxido de carbono y el ozono favorecen la aparición de síntomas y exacerbaciones en niños con asma. La Facultad de Medicina de la Universidad de Murcia y un hospital mexicano van a hacer un estudio con más de 1.000 recién nacidos para conocer los factores ambientales que pueden estar provocando estos problemas, ya que hay ciudades en las que el 12% de los niños padece ya esta afección respiratoria. El doctor especializado en enfermedades medio ambientales apunta que las partículas contaminantes también tienen un efecto directo en los enfermos cardiovasculares. "Las enfermedades derivadas de problemas cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo occidental", asegura.
Hay que evitar la liberación de sustancias químicas
El control ambiental y el refuerzo del sistema inmunitario son claves para atajar las dolencias emergentes en la infancia como el asma, la intolerancia alimentaria o la sensibilidad química. La Fundación Alborada cree que se deben aplicar controles mucho más estrictos a la liberación de sustancias químicas y evitar la dispersión al ambiente de miles de ellas que, además, son "innecesarias".
Cabe añadir y no menos importante, el desproporcionado uso de los CHEMTRAILS sobre la población de las ciudades, que cada vez es más continuado y persistente.
Desconocemos exactamente las razones por lo que lo hacen (hay muchas posibles) y todas las enfermedades que los químicos utilizados, causan al ser humano (casi con seguridad, relacionadas todas con el aparato respiratorio, alergias y sensibilidad química).
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