Arqueólogos
mexicanos revelaron descubrimientos de decenas de miles de ofrendas, además de
piel, cabello y pelotas de goma, encontradas antes del final de un túnel que
lleva a tres cámaras debajo el Templo Serpiente Emplumada de Teotihuacán.
Una de las
ofrendas, la número 48, descubierta a 103 metros del túnel y a 18 metros
de profundidad, “es el anuncio de que algo muy importante se encuentra
dispuesto dentro de las tres grandes cámaras que le suceden, quizá los restos
de personajes de poder de Teotihuacan”, comentó el arqueólogo Sergio Gómez
Chávez, según el Instituto Nacional de Antropología (INAH) el 29 de octubre.
“Se han
recuperado más de 50 mil materiales rituales”, destacó la directora del
Instituto Nacional de Antropología (INAH), María Teresa Franco, según el
Consejo Nacional de Cultura y Artes (CONACULTA), en un reporte de esta fecha.
Algunas de las imágenes se encuentran en la galería de fotos y en el vídeo.
La información
es parte del proyecto “Tlaloc, Camino Bajo la Tierra” iniciado en 2009, y se
dio en el marco del simposio programado para el 30 y 31 de octubre, en el Museo
Nacional de Antropología, destacó la directora.
“La entrada
fue descubierta en 2003, cuando un derrumbe [por las intensas lluvias] abrió un
pozo de 13 metros de profundidad”, explicó el arqueólogo Gómez.
Años de
investigación revelaron que después de bajar un pozo de 15 metros se
recorre un túnel estrecho de 120 metros de largo. De ahí se llega hasta las
tres cámaras que tienen entre tres y cuatro metros de ancho, y más de
cuatro metros de altura, bajo el suelo del Templo de la Serpiente
Emplumada, edificado por los antiguos habitantes como una “representación
metafórica del inframundo”, y clausurado hace unos 1800 años, según INAH.
Mientras los
arqueólogos excavaban el camino del túnel, fueron descubriendo miles de objetos
descriptivos de la cultura de los habitantes.
La ofrenda 48
es una de las más completas. "Estaba compuesta por cuatro esculturas antropomorfas
de piedra verde, de 65 centímetros, decenas de grandes caracoles (algunos de
55 centímetros de longitud) procedentes del Golfo de México y el Mar Caribe,
miles de cuentas de diversos materiales, jade importado de Guatemala,
pelotas de hule, huesos y restos de pelo de grandes felinos, esqueletos de
escarabajos, discos de pirita y una caja de madera que contenía decenas de
conchas trabajadas”, dijo Sergio Gómez.
Además,
destacó el hecho que a medida que se avanzan con las excavaciones están encontrando
ofrendas “más ricas y variadas”.
Aparte del
más reciente depósito, añadió que en los últimos tramos del túnel se han
recuperado “más de cuatro mil objetos de madera en perfecto estado de
conservación, más de 15 mil semillas de diferentes plantas y restos
de piel, posiblemente humana, que se someterá a análisis”.
Gómez
continuó relatando que entre los años 150 y 200, los habitantes del período
Miccaotli modificaron en tres grados todo el diseño de Teotihuacán, por lo
que derrumbaron varias estructuras, entre ellas una pirámide previa al templo
de la Serpiente Emplumada, y una cancha de pelotas de 137 metros de longitud a
solo 100 metros de la entrada del túnel.
“Tenemos
todas las evidencias que corroboran que la ciudadela era utilizada como un
santuario para recrear no sólo los mitos de la creación original, sino también
con fines políticos. Seguramente las estructuras de poder utilizaban este
espacio para justificar su ejercicio”, dijo el arqueólogo.
Usando un robot
llamado Tlaloc II, diseñado por un estudiante del Instituto Politécnico
Nacional (IPN), en el año 2013 ya se habían detectado las tres cámaras
subterráneas.
En la cámara
intermedia sur se registró una ofrenda atípica a las halladas en el túnel este
año, la cual consiste en “al menos un centenar de lo que al parecer fueron unasesferas
metálicas y que debieron ser colocadas durante la última clausura del
túnel, aproximadamente hace 1,800 años”, informó INAH.
“Aún no
podemos establecer su función porque constituye un descubrimiento inédito.
Debieron tener forma de esfera, van de los 4 a los 12 centímetros, y poseen un
núcleo de arcilla con materia orgánica, después se les cubrió con pirita,
mineral que experimentó un proceso de oxidación y se convirtió en jarosita, de
ahí que tienen un tono amarillo”, destacó el equipo de antropólogos en esa
fecha.
Según Sergio
Gómez, “los teotihuacanos excavaron este túnel a principios de nuestra era
en busca del nivel freático, para así recrear las condiciones del inframundo”.
El arqueólogo
destacó que las imágenes registradas con la cámara de video y el escáner,
fueron precisas en mostrar que la parte superior del túnel es un semicírculo y
se mantiene constante hasta la entrada de las cámaras. Estas al parecer se
encuentran divididas por un muro o una gran piedra.
La
investigación forma parte de un proyecto liderado por el INAH y con la
participación de la Universidad Autónoma UNAM, el Instituto Politécnico
Nacional, el Colegio de Postgraduados y también científicos e instituciones de
Francia. Además del robot Tlaloc II, se usaron tecnologías como geo-radares,
escáner 3D y diferentes tipos de cámaras y sistemas ópticos.
Teotihuacan y
la Serpiente Emplumada
Teotihuacan se
edificó sobre una región cercana a lo que hoy es la ciudad de México desde
inicios de nuestra era en el período de Tzacualli.
En los
primeros 150 años construyeron el Templo del Sol y templo de la Luna. Más
tarde los habitantes siguieron con las construcciones del inframundo y antes
del año 225 de nuestra era, completaron la Calzada de los Muertos y el Templo
de la Serpiente Emplumada, según datos arqueológicos recogidos por la Fundación
Armella.
“Teotihuacán
–cuna del Quinto Sol, leyenda mexica de la creación del hombre– fue el más
grande centro religioso del Altiplano Central, lo que se plasmó en su pintura
mural. Alcanzó su máximo esplendor entre los años 450 y 650 d. C., y continuó
su influencia sobre casi toda Mesoamérica. Su dios principal debió ser Tláloc,
deidad con atributos de serpiente y jaguar, aunque también le rendían culto a
Quetzalcóatl. Una de las costumbres rituales de los teotihuacanos era la de
enterrar o incinerar a sus muertos”, destacó a Fundación.
Una antigua
definición de lo que representaba Serpiente Emplumada para los antiguos
mexicanos se destaca de un libro del misionero franciscano Bernardino de
Sahagún, en el capítulo XI, párrafo 6, citado por el blog Academia:
“Hay otra
culebra que se llama Quetzalcoatl: hay muchas de ellas en la tierra caliente
deTotonacapan, es mediana, del tamaño de las culebras del agua: llámase
quetzalcoatl, porque cría plumas de la misma manera de las plumas ricas que se
llaman tezinitcan, y son verdes claras y pequeñas, y en la cola y eslabones,
tiene pluma como el ave que se llamaxiuhtotol, que es azul, y el pecho
colorado: raramente aparece esta culebra, ni se sabe lo que come. Cuando
aparece es para picar al que la vé, y su pozoña es mortal, a quien muerde luego
muere súbitamente. Esta culebra vuela cuando quiere picar, y cuando hace,
también ella muere, porque echa de un golpe toda su ponzoña y con ella la vida”.
Fuente: La gran epoca