greenpeace.org
Varios pueblos de la China central construidos para las víctimas de un terremoto están vacíos porque muchos de los que perdieron sus casas rechazan las nuevas viviendas públicas por estar situadas en zonas muy contaminadas.
Un reciente estudio de Greenpeace revela que la gente se niega a vivir junto a montañas de fosfoyesos, restos de la producción de fosfatos utilizados como fertilizante. En total, hay al menos ocho 'pueblos fantasma'.
En 2008 unas 90.000 personas murieron en uno de los peores terremotos de la historia, ocurrido en el condado de Wenchuan, provincia de Sichuan. Los que perdieron entonces sus hogares y aceptaron el nuevo emplazamiento denuncian que notan un empeoramiento generalizado de la salud, según Lang Xiyu, experto chino de Greenpeace.
"Nueve muestras [de tierra] revelaron la presencia de metales pesados como arsénico, cadmio, cromo y mercurio", señala Lang Xiyu. Añade que muchas empresas incumplen las leyes chinas que prohíben situar estos residuos a menos de 800 metros de zonas residenciales.
"En algunos casos solo hay decenas de metros de distancia, sin valla proyectora alguna", asegura, evidenciando que en algunos casos la montaña de residuos está a orillas de ríos que abastecen de agua a cientos de pueblos.
China es el mayor fabricante mundial de fosfatos, "produce más fertilizante del que se necesita, y ha acumulado 300 millones de toneladas de fosfoyesos, el equivalente a 200 kilos por cada ciudadano chino", indica el especialista medioambiental.
La contaminación en China es un asunto que este año ha sensibilizado a la opinión pública, tras las cifras récord de polución atmosférica en Pekín y la aparición en Shanghái de miles de cadáveres de cerdos en su principal río, el Huangpu.
La contaminación está considerada la cuarta causa principal de muerte en el gigante asiático, por detrás de los riesgos alimentarios, la hipertensión y el tabaco.
En 2008 unas 90.000 personas murieron en uno de los peores terremotos de la historia, ocurrido en el condado de Wenchuan, provincia de Sichuan. Los que perdieron entonces sus hogares y aceptaron el nuevo emplazamiento denuncian que notan un empeoramiento generalizado de la salud, según Lang Xiyu, experto chino de Greenpeace.
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"Nueve muestras [de tierra] revelaron la presencia de metales pesados como arsénico, cadmio, cromo y mercurio", señala Lang Xiyu. Añade que muchas empresas incumplen las leyes chinas que prohíben situar estos residuos a menos de 800 metros de zonas residenciales.
"En algunos casos solo hay decenas de metros de distancia, sin valla proyectora alguna", asegura, evidenciando que en algunos casos la montaña de residuos está a orillas de ríos que abastecen de agua a cientos de pueblos.
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China es el mayor fabricante mundial de fosfatos, "produce más fertilizante del que se necesita, y ha acumulado 300 millones de toneladas de fosfoyesos, el equivalente a 200 kilos por cada ciudadano chino", indica el especialista medioambiental.
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La contaminación en China es un asunto que este año ha sensibilizado a la opinión pública, tras las cifras récord de polución atmosférica en Pekín y la aparición en Shanghái de miles de cadáveres de cerdos en su principal río, el Huangpu.
La contaminación está considerada la cuarta causa principal de muerte en el gigante asiático, por detrás de los riesgos alimentarios, la hipertensión y el tabaco.